Hace poco más de una semana me reencontré con mi amiga J y decidimos ponernos al día de todo lo ocurrido durante las últimas semanas mientras llenábamos nuestros estómagos con algo nuevo. El restaurante elegido fue Rangoli, especializado en comida de la India al que J ya le había echado el ojo en más de una ocasión. La entrada no contaba con nada especial aunque disponía de una pequeña terraza por el buen tiempo del que disfrutábamos, y contrastaba con un interior lleno de encanto con numerosas y coloridas imágenes de India (amigo Buda, volvemos a encontrarnos) y música chill out.
Mientras preparaban los entrantes nos trajeron unos aperitivos para amenizar la corta espera: papadam, pan -aunque para mi era algo similar a una oblea- típico de la India cuyo sabor debido al comino y a las pipas no acababa de convencerme y tres salsas con las que acompañarlo. De ellas apenas puedo daros información sobre sus sabores o ingredientes, pero me resultaron maravillosamente suaves y ligeras a excepción de la picante (aunque adoro este tipo de sabores, mi estómago es demasiado sensible), ya que, lejos de ser de esos picantes que duelen, es de efecto retardado y dura poco.
Como entrantes nos decantamos por unos cheese roll y vegetable samosa, una empanadilla de hojaldre rellena de verduras (y algún fruto seco, según nuestros paladares). Sin lugar a dudas, los rollitos de queso fueron mi plato favorito de todo el menú, una lástima que fuesen tan pequeños.
Como platos principales decidimos probar lamb curry, cordero con una salsa muy dulzona y curry de ternera, éste ya más sintonizado con el paladar español aunque sin quitarle ese regusto a especias tan característico. Ambos estaban acompañados en una fuente aparte por arroz vasmati con zanahoria y pan de pita, el cual me parece una delicia desde mi viaje a Estambul. La cantidad no es muy abundante (lo que dio lugar a varias bromas y chistes) pero son unos platos que sacian bastante, sobre todo teniendo en cuenta el acompañamiento con el que cuentan. Para finalizar, de entre los postres que nos ofertaron elegimos halwa, de textura muy similar a la leche frita pero con un cierto regusto más dulce y sabroso que le da la mantequilla.
Dónde: Paseo de Santa María de la Cabeza 27, Madrid
Mi puntuación: La comida me pareció deliciosa y suave con el toque justo de especias aunque, la verdad sea dicha, no tengo nada con lo que compararlo puesto que es el único lugar en el que he probado este tipo de gastronomía. El camarero que nos atendió fue la amabilidad y paciencia personificada, introduciéndonos cada uno de los platos y asegurándose de que todo estaba en orden. Sin embargo, no consigue los cinco búhos ya que el citado camarero, junto con un cliente/amigo estaban sentados charlando a pocas mesas de distancia, lo cual, aunque eramos solo dos mesas dentro del local y en ningún momento se nos desatendió, no daba la buena imagen que debería.
¿Habéis probado la comida india? ¿Qué otro tipo de comida os gustaría probar?
¡Qué buena pinta! Nunca he estado en un indio aquí en Madrid, así que tomo nota para probar ^^ ¡Besitos!
ResponderEliminarFue la primera vez que iba a un restaurante indio y ¡estaba riquísimo! Cuando vayas dime qué te ha parecido (o si buscas algún restaurante de cocina extranjera dímelo que me conozco unos cuantos ^^).
EliminarUn besote
Ay pues tiene buena pinta!!! jejeejej en mi ciudad creo que no hay, o si, he de preguntar...
ResponderEliminarSaludos!
Oish, me alegro de haberte inspirado un poquillo. Ojalá exista uno en tu ciudad y puedas probarlo porque omg está mucho más rico de lo que pensaba hahaha.
EliminarUn beso enorme!